Se fuga la isla
Y la muchacha vuelve a escalar el viento,
y a descubrir la muerte del pájaro profeta.
Ahora es el fuego sometido.
Ahora es la carne,
la hoja,
la piedra.
Perdidos en la fuente del tormento,
como el navegante en el horror de la civilización
que purifica la caída de la noche.
Ahora la muchacha halla la máscara del infinito
y rompe el muro de la poesía.
Alejandra Pizarnik
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